Como Dumbledore con su pensadero, me interesa volcar los pensamientos que considero importantes en algún lugar. Uso este blog para no olvidarlos, para recurrir a ellos de forma más explícita y menos distorsiva que en la mente misma, y también para compartirlos. Aunque no escribo específica ni únicamente sobre educación, soy maestra y educadora de alma, y este tinte estará presente en todas y cada una de mis palabras.
Así, los dejo flotando en el ciberespacio y en la posibilidad de cada uno de adueñarse de estos pensamientos, sin la necesidad de una varita mágica, pero con el requerimiento de una suspicacia particular.



miércoles, 29 de agosto de 2012

Diario de viajes V: Tierra del Fuego + Santa Cruz, Junio de 2012.


Capacitación en un jardín de Río Grande, Tierra del Fuego, y una escuela primaria de Pico Truncado y la Biblioteca Popular de la misma comunidad.

Pinceladas del Sur más austral

Llegué a Río Grande luego de haber pasado unos días en Ushuaia. Estaba maravillada por la belleza de esta ciudad. Mi recuerdo de la experiencia en Río Grande va a estar siempre teñido de la visita a Ushuaia, que me fascinó. En la cabeza, todo convive desordenado, pegoteado, revolucionado y distorsionado. No se distinguen los recorridos profesionales de los entretenimientos ociosos, no se diferencian las sensaciones y las emociones de los objetos y las razones. Todo convive en la cabeza de la persona como SER INTEGRAL, y podemos devolver a la conciencia flashes de todo este mejunje, cuando lo deseamos, para volver a encasillar esos flashes en categorías definidas.


“Río Grande es desolador”, me decían. No entendía muy bien por qué. Ahora, luego de haber estado allí, saco mis propias conclusiones: es desolador no ver gente en la calle, por el frío. Es bastante impactante no poder ver el sol (en el más estricto sentido), dado que los días de sol hace igual tanto tanto frío, que como mínimo una ventana y un techo se interponen en el camino. El frío es seco y muy ventoso: no es el frío europeo nevado (o el frío de Ushuaia, de las mismas características), donde se sale igual y resulta saludable y atractivo hacerlo. Río Grande es una ciudad gris y fabril, que se embellece casi únicamente con el mar. 


El Jardín de Infantes “Olas de fantasía” le pone sal a la vida. La capacitación estuvo buena; no me cabe duda que armarán un Rincón de Lectura precioso. Los jardines en Río Grande (he conocido otros) tienen una infraestructura privilegiada. Los espacios son enormes y divinos. En general están escasa o estereotipadamente decorados. “Olas de fantasía” había puesto en práctica un lindo adorno en sus paredes, hecho con enduido, colores y stencils. Lo más lindo es que lo habían hecho en un proyecto con los chicos. Me pareció una excelente idea, relativamente fácil como para hacer con niños de Nivel Inicial, y con un resultado fantástico. Quedaba sobrio y alegre a la vez. De Río Grande me llevo esta “practi-idea”, porque, después de todo, no dejo de ser maestra jardinera.


Pico Truncado y la empresa auspiciante del proyecyo

En Pico Truncado capacité un día a una escuela primaria y al día siguiente al personal de la biblioteca popular de la localidad junto con todos los maestros de los primeros grados de todas las escuelas de allí mismo. En toda ocasión estuve acompañada por una referente de la empresa auspiciante de estos proyectos (S. a partir de ahora). Capacité con ella, comí con ella, dormí con ella y paseé mucho con ella. Dio la casualidad que ella era oriunda de allá, conocía al pueblo como a la palma de su mano y los pocos habitantes eran amigos queridos a los que aprovechó visitar en esta estadía. Yo la acompañé a todos lados y conocí toda esa gente y esos espacios, a través de sus ojos. Qué experiencia bizarra, ¿no? Por un lado, estaba encantada de vivirla, dado que estos viajes suelen ser muy solitarios y conectados únicamente con el trabajo. En este caso, por el solo hecho de viajar con alguien, la vivencia fue muy diferente y logré despejarme cada vez que salía del “quincho”, donde hacíamos las capacitaciones, y entretenerme comprando pantalones, entregando premios corporativos a locales que los habían ganado al participar de diversos proyectos, viendo nevar donde normalmente no sucede, etc.


En Pico Truncado los negocios están abiertos hasta muy tarde. Eso me llamó la atención. S. me explicó que se adaptan a los horarios de los hombres de la ciudad, que vuelven a esas horas de trabajar en el petróleo y el campo, y eso me hizo pensar que todo es relativo, acomodable, flexible, fugaz. Cuestiones que tenemos naturalizadas, que hacemos, que defendemos, dependen de un contexto y pueden ser diferentes para otras personas y en otros lugares. Me parece importante reparar en esto.

Ambas capacitaciones fueron  interesantes y amenas. Le tenía mucho miedo a la de la biblioteca, porque era mi primera experiencia con una organización de este tipo. ¿Qué tipo de personas trabajan en una biblioteca? ¿Qué hacen? ¿Qué función cumple la biblioteca en la sociedad donde se inserta? ¿Qué relación hay entre los docentes y la biblioteca? ¿Qué interacciones se dan o se deberían dar entre las escuelas y la biblioteca? Muchas preguntas se me presentaban y una capacitación de 8 hs por coordinar. Simplemente lo hice. Dejé de lado las dudas y también las certezas, y me propuse llevar a cabo una propuesta diferente., en un formato muy lúdico. Me arriesgué con esto, pero era el terreno en el que me sentía cómoda. Jugamos al teléfono descompuesto narrando y re-narrando cuentos y sacamos conclusiones: a veces nos resulta difícil no corregir las versiones de los demás, no orientar las diferentes interpretaciones hacia la que uno tiene y respetar la memoria selectiva sin desterrarla en pos de una única alternativa. Nos ponemos autoritarios con nuestros pares y también lo hacemos con nuestros alumnos en el aula. Tendemos a machacar la creatividad, al menos cuando no nos detenemos a reflexionar sobre estas cuestiones. 


Algunos voluntarios hicieron una obra de teatro poniendo en escena ciertos capítulos de “Las empanadas criollas son una joya”, de Adela Basch. Lo lindo fue que usaron elementos del entorno para caracterizarse más completamente como personajes. Esto se dio espontáneamente, así como también los estallidos de risas y diversión de todos los presentes.


Una última cosita con respecto a este viaje: para ir volver pasé por Comodoro Rivadavia. Me llamaron la atención unas casitas de todos colores, colores vivos, colores brillantes, llamativos. Le pregunté a S. si era algún barrio en especial o qué significaban esos colores que no eran comunes de ver en el mundo. Ella me explicó: “Comodoro es una ciudad muy gris. La gente pinta las casas así para hacer el paisaje un poco más alegre”. La verdad, lograban que el paisaje se vea más alegre. Nuevamente vuelvo sobre la idea del poder de cambio que tenemos los seres humanos, incluso sobre estados/cosas/situaciones/lugares que creemos establecidos, fijos, inmutables. Creo que la educación tiene mucho que ver con esta fuerza de transformación.