Como Dumbledore con su pensadero, me interesa volcar los pensamientos que considero importantes en algún lugar. Uso este blog para no olvidarlos, para recurrir a ellos de forma más explícita y menos distorsiva que en la mente misma, y también para compartirlos. Aunque no escribo específica ni únicamente sobre educación, soy maestra y educadora de alma, y este tinte estará presente en todas y cada una de mis palabras.
Así, los dejo flotando en el ciberespacio y en la posibilidad de cada uno de adueñarse de estos pensamientos, sin la necesidad de una varita mágica, pero con el requerimiento de una suspicacia particular.



miércoles, 8 de junio de 2011

Capitalizar las experiencias


Cuando uno termina la secundaria se habla de “salir de la burbuja” o “salir al mundo”, porque, al entrar a la facultad y/o al trabajar, se comienza a transitar nuevos ámbitos, desconocidos hasta el momento. Inevitablemente, uno tiene que desplegar la artillería de herramientas de las que dispone para relacionarse, desenvolverse, desarrollarse, formarse, en lugares nuevos y con personas nuevas, que pueden parecerse o no a las que uno ya conoce. Antes de esto, los espacios de pertenencia de uno son básicamente la casa y la escuela. Ese es el mundo de cada uno; y la percepción del universo que se configura en cada cual parte de esta realidad y está pegada a ella.

¿Por qué la variedad de experiencias y ámbitos que uno transita en la vida, decimos, nos enriquecen? ¿Por qué sostenemos que la posibilidad de haber ido a un campamento escolar, de asistir a los cumpleaños y reuniones de amigos, los ratos en el club, los viajes, las salidas al teatro y al cine, entre otras cosas, aportan a lo que llamamos nuestra cultura general y miman nuestro espíritu? Porque amplían esa cosmovisión, indefectiblemente, haciendo entrar en ella gente distinta, sensaciones diferentes, lugares extraños hasta el momento. Como consecuencia, nuestra perspectiva de las cosas se vuelve más abierta, más compleja y menos parcial.

Esto es así, siempre y cuando se capitalicen las experiencias en cuestión. Por vivir situaciones novedosas y variadas, conocer mucha gente o haber transitado distintos espacios a lo largo de nuestra vida, no nos pasan necesariamente las cosas maravillosas que he mencionado. Hay un sujeto de por medio que puede aprovechar o no, interiorizar o no esas oportunidades que la vida le va presentando; que puede procesar y elaborar la vida misma de una forma u otra, conservando o descartando aprendizajes y emociones según una multiplicidad de factores imposibles de enumerar.

Las experiencias que vamos teniendo nos nutren, pero inevitablemente sesgan nuestra mirada. Y es preciso enriquecerse con nuevas experiencias para ir tramando una cosmovisión particular y una opinión y perspectiva sobre cuestiones determinadas (aquellas en las que uno tiene experiencia) lo más completa, abierta y sorprendente posible.


Mi experiencia laboral personal se resume en siete años de trabajo docente en Jardines de Infantes privados, bilingües. Puedo decir que son muchos los conocimientos que tengo al respecto, así como los recuerdos y sentimientos que me acompañan gracias a esos años. Son muchos, pero al mismo tiempo, pocos y finitos.

Hoy la vida me pone en una situación privilegiada para mí, en la cual puedo conocer las escuelas (y, particularmente, los Jardines de Infantes) de Capital Federal, Gran Buenos Aires, y muchísimas localidades del interior del país. En definitiva, un pantallazo general del sistema educativo de Argentina, desde adentro y en contacto con sus actores principales.

Esto me genera una gran alegría y un disfrute constante, que, además de enriquecer y complementar mi perspectiva acerca de la escuela y los Jardines en especial (lo que más conozco), me invita a ESTAR en los momentos y lugares de las capacitaciones que voy dando, interactuando con los docentes y directivos en los proyectos que vamos llevando a cabo en conjunto. Me invita a vivenciar y encarnar estas instancias como algunas veces olvidamos hacer con las cosas (cuántas veces estamos de cuerpo en un lugar y no lo vivenciamos ni lo encarnamos con la mente y la emoción).

Para mí es muy especial la oportunidad que la vida me está presentando y lo quería compartir en esta nota.